Comunidades Forestales de Petén, realizan protocolos de prevención contra incendios forestales
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Un incendio forestal es el fuego que se extiende sin
control en terreno forestal o silvestre, afectando a combustibles vegetales,
flora y fauna, se distingue de otros tipos de incendio por su amplia extensión,
la velocidad con la que se puede extender desde su lugar de origen, su
potencial para cambiar de dirección inesperadamente, y su capacidad para
superar obstáculos como carreteras, ríos y cortafuegos.
Los incendios que ocurren en Petén Guatemala son reflejo
de una dinámica y tendencia a nivel global donde el cambio climático, con los
cambios de temperatura, alteración en el ciclo hidrológico, entre otros
factores están generando mayor riesgo de incendios forestales y aumentando la
extensión y severidad de los mismos.
Petén no escapa a este comportamiento global. Durante
la temporada seca en los últimos años, la severidad de los incendios en el
norte de Guatemala llamó la atención nacional e internacional, renovando la
preocupación por el patrimonio natural y cultural existente en Petén, y en
particular dentro de la Reserva de la Biósfera Maya (RBM).
La RBM es el hogar de varias especies en peligro de
extinción o poco comunes, entre ellas el jaguar, el tapir y la guacamaya roja,
así como un conjunto de sitios arqueológicos de renombre mundial. La Reserva de
la Biósfera Maya (RBM) forma parte de una de las mayores extensiones de bosque
tropical, generando beneficios ecosistémicos significativos, incluyendo la
misma mitigación del cambio climático.
Aunque una variedad de reportajes periodísticos
describe incendios forestales generalizados en el Petén, es necesario conocer
mejor su comportamiento y el aporte que brinda el modelo de manejo que han
implementado las Comunidades Forestales para enfrentar el riesgo de los
incendios forestales.
Actualmente organizaciones comunitarias, que
pertenecen a la Asociación de Comunidades Forestales de Petén, ACOFOP tienen
bajo su responsabilidad 398,300 hectáreas de bosque de la zona de usos
múltiples en la Reserva de la Biósfera Maya (RBM). En conjunto, ACOFOP y el
Consejo Nacional de Áreas Protegidas (CONAP) implementan un modelo de manejo
integral del bosque, aprovechando sosteniblemente los recursos naturales que
albergan las áreas bajo concesión. A nivel territorial existen diferentes
niveles de organización, que permite la definición de roles para garantizar una
Gobernanza Forestal Comunitaria exitosa, que se traduce en medios de vida
sostenibles, menos incendios forestales e invasiones y más conservación.
Menores niveles de incendios forestales se concentran
en áreas concesionadas
Cientos de hectáreas de bosque arden en Petén todos
los años debido a incendios forestales que ponen en peligro la Selva Maya. Sin
embargo, gracias al trabajo de monitoreo y control que realizan las comunidades
en las áreas concesionadas, se ha logrado declarar a las zonas que cuidan,
libres de incendios.
Para mantener este récord realizan misiones de control
y vigilancia. La Red de Monitoreo Comunitario da mantenimiento a más de 500
kilómetros de brechas cortafuego.
Se combina tecnología de punta como el uso de drones,
sistemas de localización geográfica (GPS) e información satelital con
mecanismos de control y vigilancia territorial para luchar contra los fuegos
forestales.
De acuerdo con el estudio Evaluando la
efectividad del Control y Prevención de Incendios Forestales en la Reserva de
la Biósfera Maya realizado por el Programa Regional de Investigación
sobre Desarrollo y Medio Ambiente, PRISMA en el 2017, refiere que las
organizaciones que manejan las concesiones comunitarias de Petén lograron mayor
efectividad en la prevención y control de incendios en zonas forestales, por encima
de los resultados alcanzados en las áreas protegidas estrictas. Estos hallazgos
demuestran que los esfuerzos de coordinación de las comunidades concesionarias
por prevenir, monitorear y controlar incendios en sus territorios les ha
permitido realizar acciones más efectivas en el combate de los incendios
forestales.
Este estudio documentó una cantidad de ejemplos de
colaboraciones intercomunitarias, tales como
patrullas rotatorias para las fronteras comunes entre
concesiones, así como la puesta en común de recursos y
la coordinación de información sobre las amenazas.
ACOFOP tiene un rol permanente como
plataforma para facilitar estas colaboraciones, y a la
vez invierte recursos adicionales a los de las comunidades
para estas actividades.
Las comunidades destinan recursos significativos para
realizar misiones de control y vigilancia en esas áreas. Por ejemplo, el
despliegue de recursos comunitarios en el Corredor Biológico
Mirador-Laguna del Tigre se hizo para proteger la
frontera forestal occidental, mientras que ACOFOP reunió actores gubernamentales
y no gubernamentales en Belice para apoyar la prevención y el control de
incendios en
la zona Este. Unidas, todas estas acciones conforman
un amplio escudo geográfico que protege efectivamente
sitios arqueológicos claves en el norte de la RBM,
como el Parque Nacional El Mirador. La contribución de las
concesiones comunitarias a la gobernanza no es solo la
suma de sus organizaciones individuales; su fuerza
conjunta es mayor debido a su interconexión, con un
impacto que va más allá de los límites de las concesiones
mismas.
La relación entre las concesiones comunitarias y las
autoridades gubernamentales, en particular el CONAP, es también un aspecto
esencial dentro del éxito de la gobernanza comunitaria en la RBM.
En general, el estudio referido concluye que, las
organizaciones que conforman ACOFOP han demostrado una gran capacidad y
efectividad para enfrentar amenazas como los incendios forestales, reflejando
una estructura organizacional robusta y un fuerte compromiso para la
conservación a largo plazo de los bosques del Petén.
Testigo de las llamas
Los incendios forestales en Petén no
sólo afectan los ecosistemas. Afectan a los habitantes de las comunidades. Así
lo relata Vania Ramírez de la Cooperativa Técnica Agropecuaria, Ruta las Cruces
Petén.
“Recuerdo que cuando tenía 9 años,
tuvimos un incendio forestal que estaba a tres cuadras de mi casa y pasamos
como 4 días con esa amenaza. Estábamos ubicados a la orilla del río, así que la
comunidad iba a traer agua para intentar sofocar el incendio. Con mis 9 años,
yo tenía miedo, porque es realmente feo. Ese hecho me marcó y me impactó porque
los árboles más antiguos se quemaron en esa ocasión.
Nuestro temor más grande era que
llegara a nuestras casas. Nunca se sabe cómo empieza un incendio, pero sí
sabemos que pasa haciendo mucho daño. Para apagarlos se necesita mucho trabajo
en equipo.
En las temporadas de incendios la
comunidad hace turnos para ir a monitorear y se hace vigilancia de día y de
noche. En la cooperativa hay una organización, se respetan las normas y
protocolos para prevenir y manejar este tipo de situaciones”, expresa Vania
Ramírez.
El impacto de un incendio forestal es
devastador
José Hernández líder y miembro de la
Junta Directiva de Cooperativa Carmelita. Expresa que en su comunidad se
contrata personal para la prevención y control de incendios forestales durante
los primeros 7 meses del año que corresponde a la época seca del verano.
También existe la comisión de control y vigilancia que trabaja durante todo el
año. Ellos realizan monitoreos constantes para evitar que haya incendios
forestales. Se hace uso de la tecnología mediante el levantamiento de drones,
ya que al ver una columna de fuego la Comisión monitorea el área e identifica
las necesidades.
“El principal temor de mi comunidad
es el daño que el incendio le cause al bosque, porque vivimos del bosque, de
todos los productos que nos brinda y si llegara a haber un incendio y acaba con
una gran cantidad de hectáreas, eso afectaría en lo económico y lo visual a la
comunidad. El impacto que genera un incendio forestal es devastador.
Para este año el plan de prevención
en las comunidades incluye monitoreos mediante patrullajes, recorridos en
conjunto con el CONAP, con el ejército de Guatemala, y con la División de
Protección a la Naturaleza (Diprona) de la Policía Nacional Civil (PNC). Quisiéramos
terminar el año con la buena noticia de que no tuvimos incendios”, concluye
José Hernández.